¿A dónde vas con el corazón afligido y el alma triste?
¿Dónde miras cuando no encuentras la salida del laberinto?
¿A quién buscas y corres con los brazos abiertos, rendida de luchar y tropezar?
Yo lo tengo a ÉL ¿Y tú?
Yo corro a Sus Brazos cansada de luchar y tropezar una y otra vez.
Yo reconozco Su Poder y Gloria y decido confiar y esperar en ÉL.
¡Dile a tu problema cuán GRANDE y PODEROSO es tu DIOS!
No temas, ve a ÉL ¿a quién más?
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