Todo retroceso espiritual tiene su comienzo con el descuido de la oración!
No siempre dejamos de orar de la noche a la mañana. En ocasiones, vamos dejando esa disciplina poco a poco, hasta que un día nos damos cuenta de que tenemos meses, quizás años sin orar.
Acostumbramos a pedir oración por nuestro corazón afligido, y no por nuestra fe débil.
¿Qué te parece si oramos por nosotras y por nuestras hermanas en Cristo, la misma oración que hizo el apóstol Pablo por los de Éfeso?
«Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder» Efesios 1:17-19.
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