Desde ya comienza a dar gracias,
Eleva tus manos en adoración y prepáralas para recibir algo grande de parte de DIOS a tu vida.
Los cielos están abiertos, tu Padre atendió a tu súplica y la petición por la que has clamado, ¡ha sido respondida!
Su silencio no significa su ausencia, Él sigue ahí y está trabajando para ti. ¡Aleluya!
«Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.» Jeremías 17:7-8
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