Mi SEÑOR!...
No debe ser nada fácil amarme. Pero TÚ me amas, y Tu Amor es Eterno.
Porque a pesar de mis rebeliones Tu mano sigue ahí, extendida para socorrerme.
Porque a pesar de mis tropiezos, aun puedo escuchar Tu dulce Voz, susurrar a mis oídos que aún hay tiempo para retroceder, que no todo está perdido, que hay Esperanza!
Y siento que Tus Misericordias siguen creciendo cada día y Tu Compasión por mi jamás se agota. Gracias por amarme así, Por entenderme y aceptarme como soy. Porque TÚ me hiciste, TÚ me formaste en el vientre de mi madre. Quién mejor que TÚ conoces en dónde está mi debilidad?
Gracias Mi SEÑOR Amado, por la seguridad que tengo en Ti, de que día a día me irás moldeando hasta llegar a ser como TÚ quieres que yo sea.
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