Muchas veces, en nuestra preocupación por hacer oración, podemos preguntarnos si hay algún libro bueno para eso, algún método fácil para orar, y la verdad es que la raíz de la oración está en uno mismo: la mejor fuente, el mejor pozo, lo tenemos en nuestro corazón.
Orar es dejar a Dios que nos haga DESCUBRIR la necesidad que tenemos de Él y SENTIR EL AMOR que Él nos tiene.
Orar es sentirse HIJO DE DIOS. Sentirse en los brazos de un Padre tan bueno y misericordioso.
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