“Yo soy el Pan de Vida”... Él es para el alma lo que el pan es para el cuerpo, nutre y sustenta la vida espiritual.
“El que a mi viene”... Pero Él quiere que lleguemos a Él.
“Nunca tendrá hambre”... Nos hace la primera y muy importante promesa: Que Él será nuestro sostén, sin importar las situaciones que estemos pasando en la vida. Él nos sostendrá.
“Y el que cree en mí”... Pero nos pone una condición: Primero que creamos en Él.
“No tendrá sed jamás”... Nos hace la segunda promesa: Solo Él es capaz de saciar nuestra sed... El hambre y la sed del alma no se pueden saciar, sino cuando ésta se alimenta de Jesucristo (de Su Palabra) con una viva fe.
DIOS, gracias por ser el alimento que sacia mi hambre y el agua que sacia mi sed. Gracias por tu paz, gozo y TÚ presencia en mi vida. TE AMO!!!
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