Que nada ni nadie robe tu brillo!!
NO PERMITAS QUE TU LUZ SE APAGUE NI QUE NADIE ROBE TU BRILLO.
Ciertamente los que miraron al Señor fueron alumbrados y los que actualmente ven la luz y lo reciben en su corazón son transformados, convirtiéndose en rayos de sol que alumbran con su esplendor a este mundo y hacen que se vea la claridad del día y de la tarde. Quienes persiguen la luz de Cristo y logran que penetre en sus corazones no son avergonzados, porque sus rostros reflejan que él habita dentro de sus vidas. Es que bajo el reflector de Dios somos renovados, perfeccionados y embellecidos. Eso sin duda no tiene precio alguno con qué pagarse. Tenemos que ser una antorcha encendida que de luz a otras antorchas e ilumine al mundo en medio de la oscuridad.
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