No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. Mateo 7:1-2
Cuando nosotros en lugar de juzgar nos dedicamos a amar, a comprender, pero sobre todo a ayudar, nuestra vida cristiana se vuelve diferente, un gozo real inunda nuestra vida, toda amargura, enojo, resentimiento y todo sentimiento que nos lleva a juzgar desaparece, porque el Amor de DIOS estará inundando nuestra vida y es allí, y nada más allí, cuando vamos a comenzar a disfrutar de lo que realmente es la vida en Cristo, una vida de Amor verdadero hacia DIOS y hacia nuestro prójimo.
¡No juzgues, ama!
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