Levántate todos los días y haz lo mejor que puedas para la gloria de DIOS.
Haz tu mejor esfuerzo porque amas a DIOS, no para que Él te ame. Él ya te ama tanto como siempre lo hará, y Su Amor por ti es perfecto.
Al final de cada día, pídele a DIOS que te perdone por todos tus pecados y errores, duerme bien y al día siguiente comienza de nuevo.
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