A veces la desesperanza se apodera de nuestros corazones, pareciera que a nadie le importa lo que estamos pasando, a veces DIOS parece estar callado, sabemos que los sueños que El SEÑOR nos ha dado son grandes y requieren Fe y Paciencia; pero, esta situación sin sentido. ¡DUELE!
Aún en medio del pozo de la desesperación. Ahí está DIOS, Soberano, sosteniendo nuestra mano, quizás susurrando: ¡Yo sé que duele! Pero, es grande la gloria que viene. Espera…Espera, te amo y no te dejaré ni te desampararé. Yo cumpliré todo lo que te he prometido.
Esperar en el SEÑOR es difícil, duele. A menos que seas un super humano te lo tomarás sin sentimientos de preocupación o de tristeza, ni por un segundo. Pero, debemos recordar, que ahí a ese pozo profundo y solitario también llega la Presencia del Señor, hasta ahí nos alcanza su Poder, su Misericordia y su Propósito.
Todas las cosas nos obran a bien, aún en el fondo del pozo su Propósito se está cumpliendo en nuestras vidas. Recuerda que José no se quedó en el pozo, a pesar de su largo proceso llegó al palacio a gobernar con la autoridad que DIOS le había prometido.
¿Confías en que al final todo traerá gloria a su Nombre?
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Salmos 40: 1-2
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