Aprendí que los caminos del SEÑOR son Misteriosos. Que el hecho de que yo anhele algo con todo mi corazón, no quiere decir que voy a tenerlo.
Aprendí que los cambios en ocasiones son necesarios, Que la Voluntad del SEÑOR siempre es Perfecta aunque duela. Que mi cuerpo, mi Alma y todo mi ser le pertenecen a DIOS y solo El merece ser el Centro de mi Vida.
Y aprendí que cuando la carga es demasiado pesada, al extremo de que me está enfermando, es mejor soltarla. Porque el deseo del SEÑOR jamás será oprimirme; sino que yo esté bien. Que viva tranquila y que siempre sienta Paz en mi interior.
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