Yo también tuve que atravesar, por el desierto, momentos de soledad, angustia y mucho dolor; también por el fuego, queriendo consumir mis huesos.
Ahora, yo le doy gracias a DIOS, porque ahí fue donde aprendí a conocerlo, amarlo y lo que es más, a DEPENDER totalmente de Él.
Te amo, mi SEÑOR, y te doy las gracias por Tu gran Amor y Felicidad.
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