El autodestructivo sentimiento de celos tenía suficiente potencial como para destruir la iglesia de Corinto. Estos creyentes habían recibido el Evangelio pero, NO habían permitido que el ESPÍRITU SANTO les cambiara el corazón. Como consecuencia, tenían CELOS unos con otros, lo cual produjo una comunidad dividida. El apóstol Pablo identificó este sentimiento como una señal de INMADUREZ y MUNDANALIDAD (1 Corintios 3:3)... NO estaban actuando como personas que habían sido TRANSFORMADAS por el Evangelio!!!
Uno de los indicadores más evidentes de que el ESPÍRITU SANTO está obrando en nuestra vida es estar CONTENTAS con lo que tenemos y AGRADECIDAS por todo. Entonces, en lugar de sentir celos, podremos ALEGRARNOS genuinamente de los beneficios y las Bendiciones de los demás.
Sencillito: El REMEDIO para los celos es la GRATITUD a DIOS!!!
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