Aunque el sol está en su esplendor, parece en ocasiones que el día no tiene luz, no vemos salida a nuestra situación personal, nos encontramos como en un desierto donde nada florece, el agua se acabó y no vemos esperanza…
Para esos momentos, donde la mano de los hombres ni siquiera nos puede ayudar, debemos decir como el salmista del salmo 121 “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra”.
Asimismo, nosotros debemos hacer, levantar nuestra mirada a DIOS y no enfocarnos en la situación.
El SEÑOR nos sostendrá, aunque otros nos defrauden o nos falten las fuerzas. El SEÑOR conoce cada detalle de nuestras vidas y está atento a nuestras necesidades.
Las pruebas fortalecen nuestra fe y cuando las superamos, podemos ver con gratitud, cómo Su Mano Misericordiosa nos guió a través de toda la situación.
Por eso, en medio de las dificultades, recuerda levantar tu mirada a DIOS y ver que tu socorro viene de Él, y ten la confianza de que no importa lo que suceda, Él te GUARDARÁ y te AYUDARÁ, porque así lo prometió!!
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