Pidamos la compañía del SEÑOR desde que inicia nuestro día. Él debe tener prioridad. No podemos comenzar nuestra jornada sin recibir Su llenura, así como no podemos salir de casa sin desayunar.
Somos como tierra árida que necesita de Su agua… Nuestra sed espiritual es diferente a nuestra sed física, ya que ésta se sacia al tomar agua, por el contrario, mientras más bebes del ESPÍRITU, más sed sientes, ya que nuestra dependencia de DIOS es continua.
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