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mayo 09, 2017

CORAZÓN malo de incredulidad…


Que no haya en ninguno de vosotros CORAZÓN malo de incredulidad…

Este pasaje muestra una advertencia a los creyentes acerca del peligro de un corazón endurecido “por el engaño del pecado”. El camino que conduce al endurecimiento del corazón puede comenzar de una manera muy simple y aparentemente inocente. Es fácil que nuestra mente se ocupe con pensamientos de preocupación e intranquilidad en relación a una cierta situación. Si nos enfocamos en las circunstancias y dejamos de poner nuestra atención en DIOS, no pasará mucho tiempo antes que estos pensamientos nos controlen totalmente y nos hagan desviar nuestra atención de las cosas espirituales.

A medida que nuestra vida espiritual es afectada, iremos dejando a un lado nuestro tiempo de comunión con el SEÑOR, y poco a poco dejaremos de congregarnos. Mientras pasamos tiempo cada día con DIOS nuestros corazones permanecen receptivos a Su Voz. Pero desde el momento que dejamos de hacerlo, le estaremos dando a Satanás una oportunidad de actuar en nuestras vidas. Al alejarnos del SEÑOR, nuestros corazones se vuelven cada vez más rebeldes y menos receptivos a la Voz de su Espíritu.

¿Sientes que ha disminuido tu pasión por el SEÑOR? ¿Notas que no hay el mismo fervor en tu corazón por las cosas de DIOS? ¿No sientes deseos de orar o de leer la Palabra de DIOS? ¡Mucho cuidado con esa tendencia hacia el endurecimiento y la indiferencia espiritual! Inmediatamente arrodíllate, y pide al SEÑOR que renueve en ti el Fuego de su Espíritu, y que su Paz y su Gozo te inunden. Y hazte el propósito de tener un tiempo diario en el que leas la Biblia, y medites en ella, y te unas en espíritu de oración a tu PADRE CELESTIAL.

ORACIÓN:

Bendito SEÑOR y DIOS mío, te ruego que cuides mi corazón, y no permitas que se endurezca ni se vuelva insensible a la Voz de tu ESPÍRITU. Ayúdame a permanecer cerca de TI cada día de mi vida, adorándote, obedeciéndote y sirviéndote como TÚ mereces. En el nombre de JESÚS, Amén.

Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros CORAZÓN MALO DE INCREDULIDAD para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día. Hebreos 3:12-13

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