Llegan momentos en que nos cansamos de tanto luchar. Y es que en nuestra humanidad, la fatiga y el desánimo nos podrían sorprender.
Y les confieso, que cuando ese momento llega, se me oscurece el entendimiento y me olvido por un momento de quién soy y quién es el que está detrás de todo esto. Porque nuestro adversario muchas veces se mantiene a la expectativa, esperando ese preciso momento de debilidad para introducirse en medio de las situaciones y hacernos perder el enfoque. Y yo no quisiera pensar tanto en esto; pero es la realidad de todos los días.
DIOS mío!!!! Dame las fuerzas necesarias de cada día. Y que mi mente y mis ojos se mantengan atentos para no caer en las trampas del enemigo. Hoy más que nunca necesito estar centrada en Ti. Necesito vestirme cada día de Tu Armadura para poder resistir en el día malo, y habiendo acabado todo estar firme!!
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