Hace varios días, doblé mis rodillas y solo dije un breve:
—Hasta cuándo, Señor?
Después de un gran silencio… El Señor habló a mi corazón.
—
Hasta cuando es lo que Yo te pregunto. ¿Hasta cuándo tu gozo va a ser regulado por el dinero que tengas en el bolsillo o en la billetera? ¿Hasta cuándo tu estado de ánimo va a coincidir con tus finanzas personales?
Es hora de madurar!!!... nuestra relación con Dios debe estar por encima de cualquier circunstancia!
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