PERDONA!

La falta de perdón esclaviza, daña el corazón y permite que raíces de amargura se formen, robándole espacio a todo lo bueno que DIOS tiene para nuestro interior. Hace unos días me recordaba de cómo era mi vida antes de aprender a perdonar. Empecé a recordar muchas de las cosas que viví en el pasado, las cuales ya no me duelen. Aprendí a perdonar porque perdonar me dio libertad, porque si JESÚS me perdono a mí, ¿Quién soy yo para no perdonar a otros? La falta de perdón nos vuelve orgullosos y testarudos. Nos ata y nos amarga, el daño no solo es interno sino que también externo, porque nuestra amargura la reflejamos con nuestras actitudes. Aprendamos a soltar aquello que tanto daño nos ha hecho, perdonémonos unos con otros, así como lo hizo DIOS con nosotros.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como DIOS también os perdonó a vosotros en CRISTO.

Perdonar no es olvidar... es recordar sin dolor. Te invito este día a tomar la decisión de perdonar. Esto es algo que DIOS no puede hacer por nosotros, es una decisión personal. Todos tenemos la capacidad para hacerlo, solo falta tener voluntad. ¡Feliz y bendecido día!