Podemos aprender de nuestros errores, pero no hasta que dejemos de sentirnos culpables por ellos. Nuestros errores nos molestan mucho más de lo que molestan a DIOS porque Él sabía que los cometeríamos antes de que Él nos creara.
El fracaso no es definitivo y no es fatal; es parte de la condición humana. Si no cometiéramos errores, no necesitaríamos a JESÚS.
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