Es hora de comenzar a creer y decir: "¡Confío en DIOS completamente; no hay necesidad de preocuparse! No cederé ante el miedo o la ansiedad. DIOS es la fuente de mi confianza."
¡Mientras más pienses en esta verdad y la digas en voz alta, más te encontrarás eligiendo la confianza sobre la preocupación!
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