Una de las mejores cosas que puedes hacer cuando te equivocas es reírte de ello. Enfócate en lo tonto de la situación en lugar de cualquier dolor o vergüenza que pueda haberte causado. Aprende de esto y sigue adelante. Si te cuesta reírte de ti mismo, pídele a DIOS que te ayude. ¡No fuiste el primero en cometer un error y no serás el último! A la larga, DIOS quiere que disfrutemos el viaje de la vida y la libertad de reírnos de cada falla, debilidad y error.
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