Tenemos que dejar de estar huyendo de las cosas, especialmente de las tormentas de la vida.
Somos más que vencedores (ver Romanos 8:37). Podemos CONFIAR en DIOS en todo momento, y podemos MANTENER la PAZ en medio de las tormentas.
DIOS nos ha llamado y nos ha preparado para ser vencedores, no para ser intimidados o tener miedo.
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