A veces hacen falta esas fuertes sacudidas para que podamos reaccionar. Porque quizás la debilidad nos arrastró hacia el valle de Sombra y de muerte y necesitábamos urgentemente volver al camino. Y que maravilloso cuando sentimos que de repente todo vuelve a su lugar y aquél camino se vuelve a iluminar. Hoy sabemos que debemos caminar con mucho cuidado y con los ojos bien abiertos, mirando a JESÚS, el único camino seguro.
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