Cuando usted ora, abre su corazón o su alma a DIOS.
La oración es desahogarse, es aliviarse al derramar su corazón ante DIOS, es abrir afectuosamente su alma en solicitudes, suspiros y gemidos.
David dice: "Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto" (Sal. 38:9).
La oración debe ser un abrir el corazón o el alma a DIOS. Esto muestra la excelencia del espíritu de oración.
La oración se centra en el gran DIOS del universo.
Alguien puede preguntar: "¿Cuándo acudir y presentarse ante DIOS?"
Nuestra respuesta es que el que de verdad ora a DIOS, lo hace cuando ve un vacío en todas las cosas debajo del cielo, cuando se da cuenta de que SOLO en DIOS hay verdadera satisfacción para el alma.
Pablo escribió: "Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día" (1 Ti. 5:5)
Busquemos a DIOS, busquemos Su Rostro con diligencia… Oremos!
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