SEÑOR mío y DIOS mío, gracias por ser un PADRE de Amor que nos muestra su Grandeza y Protección cada instante. En este día quiero decirte que estoy dispuesto a afrontar mis luchas con amor, a sentir que mi cruz no es un sacrificio, sino el camino que tienes dispuesto para hacerme mejor ser humano. No quiero quejarme de mi pasado ni de mi presente, quiero cumplir mis sueños y desde hoy quiero trabajar fuerte por alcanzarlos. Ayúdame, DIOS mío, a ocuparme de lo realmente importante y a vivir en la búsqueda permanente de experiencias que me acerquen a TI, que me edifiquen, que me ayuden a crecer y que me lleven a cumplir mis sueños; esos sueños que te entrego y te ruego bendigas. Ayúdame a dejar atrás la crítica, el chisme, los comentarios que no edifican y las actitudes que no son la muestra de tu Presencia en mi vida. Vengo ante TI, SEÑOR, con la actitud de un luchador, con las manos y el espíritu dispuestos a trabajar. Amén.
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