Nunca me has dejado. Nunca me has desamparado. Gracias DIOS mío por sostenerme fuerte, las veces cuando creí que iba a caer al vació… Solo TÚ sabes lo fuerte de nuestras batallas y nunca nos das la espalda. Agárranos fuerte hoy, como lo hiciste ayer. Solo contigo podremos vencer todos los tropiezos de este día. Amén!
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