Que rico se siente cuando alguien TE PERDONA una deuda o una ofensa. Más rico se siente PERDONAR y VIVIR LIBRE de rencor, resentimiento y amargura.
Las personas que viven llenos de rencores, nunca piden perdón… porque nunca reconocen sus propias fallas, siempre culpan a los demás por todo para justificar sus malas actitudes.
Es maravilloso reconocer nuestros propios errores y pedir perdón.
Cuando uno reconoce sus propios errores, uno está consciente de sus propios defectos y no es tan vigoroso en criticar ni juzgar a los demás, sabiendo que todos necesitamos misericordia.
Gracias a DIOS por JESUCRISTO… es por Su AMOR que todos podemos alcanzar MISERICORDIA.
El mismo ESPÍRITU SANTOS nos muestra nuestros propios errores, mientras la carne busca criticar a los demás.
Es necesaria la HUMILDAD para recibir la corrección y reconocer nuestras faltas… pedir perdón.
La persona soberbia, orgullosa… nunca reconoce… y puede vivir una larga vida sufriendo por las supuestas injusticias de los demás… Dice ser defraudada y defrauda… dice ser maltratada y maltrata… vive en ese constante ciclo vicioso de murmuración, difamación y causa división y esto la lleva a la condenación y perdición.
Jesús dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Mateo 5:7
“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.” Marcos 11:25-26
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