PADRE, te doy gracias que aún en mis sueño, mi corazón me aconseja y me revela tu propósito y tu plan para mi vida, gracias por un sueño grato, y apacible, mi cuerpo y alma descansan y con confianza habitan en seguridad, porque hoy entiendo que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en DIOS para destrucción de fortalezas amén. 2da de Corintios 10:4
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