Hemos aprendido que el AMOR sana heridas.
Hemos entendido que un ABRAZO es más fuerte que el desánimo y la tristeza.
La ESPERANZA se sobrepone a cualquier dificultad cuando, por el poder del ESPÍRITU SANTO, levantamos los brazos cansados y caídos.
Jesús nos enseñó en Su Palabra a AYUDAR al necesitado, ACEPTAR al prójimo y BENDECIR sin excepción, sin límites, sin fronteras.
Tú, qué estás haciendo?
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