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noviembre 18, 2015

Venciendo la depresión


Alguna vez te has sentido que las fuerzas se han ido? … Has sentido alguna vez fríos los sentimientos y apagada la inspiración?... Y has sentido que todo lo que has hecho ha sido en vano?... Vano el esfuerzo, Vano el tiempo dedicado a alguien, y vano el cambio?

Es duro, porque ayer dijiste que todo sería diferente. Que dejarías atrás el pasado y caminarías con la cabeza en alto. Y dijiste que eras más fuerte y que ya nunca más viajarías por esos rincones tristes de tu alma en donde se esconden recuerdos muy dolorosos de tu niñez.

En ocasiones, los psicólogos dicen que sentirse bien o mal depende de uno mismo.
Yo digo que la mejor forma y la que mejores resultados me ha dado es POSTRARME A LOS PIES DEL SEÑOR!

Las circunstancias, muchas veces, pueden hacernos sentir mal; pero si tenemos claro que estamos en este mundo para vencer y que todo sentimiento de depresión que llega, lo pone el enemigo para así lograr desenfocarnos de nuestro Propósito y hacernos sentir unos fracasados; entonces, el panorama cambia y podemos retroceder y empezar a ver la vida con otros ojos.

Les dejo con estos textos:

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4: 8

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, * teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Efesios 4: 17-18

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Romanos 8:5

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias que contaminan al hombre. Mateo 15:19-20

Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. 2da. de Corintios 10:4-5

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