Que sí, que no, que no, que sí.
“El que duda es semejante a las ondas del mar, la cual es arrastrada por el viento de una parte a otra. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” (Santiago 1:6-8)
Es quien sube para luego bajar… viene para después irse… empieza algo para nunca terminarlo… cree para luego dudar.
El doble ánimo en lo espiritual provoca doble ánimo en todas las demás áreas de la vida.
¿Nos dejamos dominar por nuestras emociones, o por nuestras convicciones? ¿Le creemos a las circunstancias, o ponemos nuestra fe en su palabra y sus promesas? ¿Nos dejamos guiar por los sentimientos, o seguimos lo que creemos? ¿Le permitimos a la fe ser el ancla de nuestra alma, para no ir de un lado a otro, movidos por los vientos contrarios? Son las preguntas a responder.
“No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios”. (San Juan 11:40)
Cuando se terminan los recursos, las respuestas humanas, cuando se acaban las ideas y las alternativas, o la ciencia y las instituciones dicen; “Hasta aquí hemos llegado”, la fe es la respuesta.
“Al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23)
Cuando el enemigo de la duda llame otra vez a la puerta, manda a la fe a responderle!!!
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