Hace algunos años DIOS me desafió a vivir una nueva etapa en mi relación con Él. Mis ojos se abrieron a la realidad del ESPÍRITU SANTO como nunca antes. La «llave» que presentía me faltaba finalmente estaba en mi mano y ¡abría los tesoros del cielo! Mi relación personal con el ESPÍRITU SANTO pasó a ocupar el primer lugar en mi vida. «Este culto fue tremendo», me decían los hermanos al finalizar la reunión. Pero en mi interior yo estaba insatisfecho. Corría a casa y me arrodillaba a orar: «Señor sé que hay más, que existen ríos y manantiales. Tengo hambre de ti, necesito conocerte más... » Y DIOS me guio a esta nueva relación que hoy disfruto y en la cual deseo seguir creciendo. Esta comunión con DIOS cambió mi vida y mi ministerio. Fui transformado. La experiencia fue tan fuerte que durante noches enteras no dormía para estar con Él. Aún hoy, Su Presencia me seduce de tal manera que cuido mis ojos y mi corazón para que nada la aparte de mí. Cuando el ESPÍRITU SANTO nos LLENA todo es fresco y renovado. DIOS busca un pueblo que tenga HAMBRE del ESPÍRITU SANTO, PASIÓN por CONOCERLO!
(Extracto del libro 'Espíritu Santo tengo hambre de Ti', de Claudio Freidzon)
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