Ante las dificultades en tu hogar, no digas: “Ya no aguanto más”, mejor declara: “El SEÑOR restaurará mi casa, brillará Su luz y habrá paz”.
Frente a los problemas en tu negocio, no digas: “No aguanto la presión, seguro fracasaré”, mejor di con fe: “En el Señor haré proezas, lograré nuevos contratos, tendré ideas geniales para hacer crecer mi empresa, veré Su provisión y gracia milagrosa”.
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