"Señor, en ti busco refugio; 
¡Jamás permitas que sea yo avergonzado!
 ¡Ven a
socorrerme, y líbrame, pues tú eres justo!
¡Dígnate escucharme, y ven a salvarme! 
¡Sé para mí una roca de refugio, en donde siempre
pueda resguardarme! 
Sólo tú puedes decretar mi salvación, porque tú eres
mi roca y mi fortaleza". 
Salmo 71:2-3

 
 
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