No podemos llegar a la verdadera raíz de un problema si solo rascamos la superficie de los asuntos.
Si deseamos CAMBIAR en la vida, debemos ir a la raíz… y esto requiere una reflexión de la condición de nuestro corazón!
“Examíname, oh SEÑOR, y pruébame; Escudriña mi mente y mi corazón”
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