Valora las cosas en su justa medida para verlas como son.
La aflicción es momentánea y no se compara con la gloria venidera.
Pon tu mirada en la meta, no te des por vencido, porque DIOS TIENE UN BUEN FUTURO PARA TI Y PARA QUIENES TE RODEAN.
Hay épocas difíciles, complejas, agotadoras… en nuestra vida, pero eso no quiere decir que sean permanentes.
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